Un segundo, una vida.

A veces simplemente sucede, tu vida parece normal, encarrilada, todo marcha... y de repente llega una noticia que altera ese momento, lo que alguna vez ya he llamado como zona de confort, ahí es cuando se demuestra quien es luchador y sensato con su interior.

Las sorpresas, ya sean buenas o malas suponen cambios en nuestras vidas y por ello salimos de esa normalidad en la que tan bien nos sentimos. Los cambios y la respuesta que generamos hacia ellos no siempre tiene marcha atrás. Si queremos puede estar en nuestra mano tomárnoslo como un proceso de aprendizaje en el que hemos sido capaces de ver un cambio (salir de la zona de confort), de asimilarlo, tomar una decisión, actuar y aceptar sus consecuencias, otras veces son solo señales de que algo debe mejorar o cambiar para llegar a algo mas conveniente en un momento más oportuno. Esto seria una perspectiva positiva aunque debo reconocer que para según que situaciones es duro verlo, por ahora no hay nada peor como la muerte y aún así se puede superar si uno esta en condiciones de ello porque la vida sigue aunque algunos nos dejen en mitad de nuestro camino o simplemente no lleguemos a su encuentro.

Las cosas tal como vienen pueden irse, debemos aceptarlo y seguir luchando por lo que queremos pero siempre aprendiendo la lección de que nunca nada es definitivo pues todo depende de nuestra actitud. Mi consejo es que siempre debemos llevar la armadura para estar protegidos pero sin que esta nos haga estar incómodos pues la vida es lo que sucede ahora y no mañana.

Con cariño, un beso a mi hermana y amiga, porque aunque de pequeñas nos arrancábamos los pelos siempre nos hemos tenido cuando lo hemos necesitado.