viernes, 28 de agosto de 2015

"El mundo es una gallina"





Con esta imagen podríamos abrir un debate acerca de los dos mundos, el desarrollado y el subdesarrollado e incluso del tercero, la pobreza olvidada del primer mundo. Aún así, quizá seria mejor profundizar un poco mas y analizar esta sátira que hemos encontrado.
Me sugiere algo más que hablar de economía, me sugiere algo más que hablar de política, aunque también se me ocurren muchas críticas en esos campos prefiero dirigir mis frases a un marco un poco más micro.

La gente, la sociedad, sea consecuencia y a su vez consecuente, de todos esos marcos nombrados anteriormente, es por ello que todos tenemos un punto gallina en nuestra personalidad que ha afectado de forma global. Lo vemos cada día cuando andamos por avenida diagonal de Barcelona y antes de llegar al trabajo tienes varias estaciones por las que parar. 

Antes de salir del metro, me llega al oído la música de ese piano puesto estratégicamente todas las tardes. Ese chico que a pesar de lo que sufrirá por llevar cada día ese trasto, sin ofender al instrumento ni mucho menos a su música, al metro, pasando por esas escaleras, bajando eso desde su casa si es que la tiene. Tal vez simplemente sea un estudiante, se le ve feliz tocando, lo hace con mucha ilusión a pesar del desafinar o cometer algún que otro fallo de acorde lo hace suficientemente bien como para ganarse a un público decente que pare y este con él. Sin embargo, el pobre chico solo recibe corrientes de aire de la gente que corre arriba y abajo por sus compromisos. Cada día pienso, cual será la historia de ese chico y de todos los demás, cada día elijo uno de ellos y les doy una moneda porque creo que es gente valiente que lucha por su sueño. Tal vez lo hagan por necesidad pero en su arte demuestran algo más y solo por ello merecen que algún día les sonriamos, les demos los buenos días, paremos, y si se puede darles algo de dinero. Son luchadores que saben lo que quieren a pesar de recibir calabazas y estoy segura que en muchas otras profesiones pasará lo mismo pero sin embargo, un matemático o un chef, no se pondrán a enseñar lo que saben hacer en la calle porque no tienen esa opción así que los artistas son profesionales con suerte por que si realmente saben interpretar tienen opción de llegar a la sociedad.

Sigo andando después de quedarme en blanco dos minutos, y aún sin pisar el suelo de la calle ya recibo un papel que curiosamente es el que empapela los primeros metros por los que voy a pasar, una señal de que poca gente tiene cortesía de guardarlo sin más o de tirarlo aunque sea al contenedor, esos papeles escriben la palabra humillar y la lee todos los días su repartidor. Ese trabajo, si es que cobra por ello, ha de ser muy duro. A veces no lo leo, ¿Que pondrá? en casi todas se ofrece algún servicio Otras veces no lo cojo, pienso que mejor que se guarde mi papel para alguien que le preste más atención que yo, al fin de cuentas mañana volverá a estar ahí... 

En la primera esquina tengo a la derecha un puesto de fieles donde predican su palabra e intentan que participes en su labor mientras que delante hay una señora rumana de rodillas que todos los días de su vida esta ahí con la cabeza agachada sujetando un vaso blanco al estilo "starbucks". Me pregunto si esa señora sabe el día que hace o si lo adivina por los zapatos que lleva la gente, debe ser duro ver todos los días pies pasando por encima casi de tu cara. Todavía me parece más incongruente que el puesto de enfrente de fieles no se haya unido a esa pobre señora para hacerse compañía, al fin de cuentas... ¿Se dice que la gente creyente, bueno creyente en uno o más dioses, es buena no? ¿Donde ha quedado la ayuda al prójimo?

Después del semáforo y fijarme en los ejecutivos trajeados, las empresarias perfumadas, los estudiantes con sus carpetas.... doy con un chico muy simpático que siempre hace malabares y que nunca lo he visto sin que no se le caigan... pero aún así me parece gracioso. Tal vez porque me recuerda al circo, porque me recuerda a la película de Disney Dumbo o puede que simplemente sus pantalones rayados y su sombrero me recuerden que la vida es de color. No se su historia, la imagino, espíritu libre, nómada, feliz con su modus vivendi que rompe todos los estereotipos de lo que señala la "marca normal"...

Ahora viene la señora mayor del cartel, si, una anciana que siempre me sonríe y a veces me dice que le gusta mi ropa, parece simpática, creo que simplemente se aburre y se sienta ahí a ver pasar a la gente porque solo esta cuando hace sol. y si probablemente la pensión sea pobre y por ello tiene puesto un cartel pidiendo dinero. 

Todas estas personas están en mi día a día, no fallan, todos tienen una historia, y a veces me gustaría parar y preguntársela, puede que algún día lo haga. Me he inventado sus vidas, sus razones por las que piden una moneda a cualquiera, pero creo que son perfiles muy distintos de nuestra sociedad pero que todos tienen algo en común, el reclamo. Todos buscan captar tu atención, todos buscan algo a cambio o quizá un cambio, son personas que aunque no lo parezca hacen que las calles cobren un sentido. Quizá no pueden cambiar el mundo ni su propio pasado o presente pero hacen que esa calle sea la de la chica de los folletos, la rumana, los fieles, el malabarista y la anciana.

Todos somos un poco gallinas si analizamos el comportamiento de esas escenas ya sea desde una visión omnisciente como partícipe, ya sea como protagonista o figurante, nuestra actitud es lo que da movimiento al mundo y lo gira hacía la dirección que queremos. 


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