Cuando vamos por una senda y la reseña nos confunde puede caber duda sobre que camino elegir lo cual supone mucha responsabilidad porque en función del camino saldrás glorioso de la aventura o acabarás perdido en medio de la noche o matorrales llenos de zarzales... así es como me di cuenta que las cosas son más sencillas cuando no estas sometido a un proceso de decisión.
Sin embargo, en la vida no funciona así. Se dice que la infancia es la mejor época, de pequeña no comprendía el motivo, me veía ansiosa de tomar mis propias decisiones de aprender de la vida porque me veía capaz de hacerlo, de hecho en ese aspecto siempre he sido bastante madura y me han dado oportunidad de elegir desde muy jovencita. Tal vez por eso ahora me canse antes de tomar decisiones difíciles y prefiero vivir día a día.
Hay días en los que ves un futuro claro, en que tienes las cosas mas que claras. ¿Cuantas veces te has planteado si esa decisión que tomaste en su día hubiese cambiado tus planes de futuro? Por mucho que queramos no podemos retroceder al pasado pero si podemos reconocer nuestras malas decisiones y afrontarlas con coraje, teniendo un cara a cara con ellas. Ese proceso es el que podría llamarse asumir un error y no por ello pierdes orgullo o valentía, todo lo contrario.
Ya no solo es cuestión de tomar decisiones, y de asumirlas, también se trata de saber convivir con ellas pase lo que pase con una actitud positiva para que todo salga más fructífero.
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